Constantemente cientos de mujeres son víctimas de abusos y, peor, ataques sexuales que dejan una marca física y psicológica que tarda en sanar. Ante esto, las víctimas suelen sentir temor a sacar la voz y denunciar a sus agresores, pues creen que estos pueden vengarse de una manera. O, peor aún, muchas veces no hablan porque saben que la justicia probablemente no les crea y se queden solas luchando contra quien las atacó.
Así fue como le pasó a Ana, una chica guatemalteca que llegó a España escapando de las atrocidades que le tocó vivir en su país. Para cuando llegó a su nuevo hogar nadie la tomaba en cuenta, excepto un profesor universitario que pronto se convirtió en el único amigo que Ana tenía. Sin embargo, en lugar de apoyar y cuidar a la chica, este hombre prefirió aprovecharse de la situación y comenzó a abusar de ella poco a poco hasta llegar al punto de violarla y humillarla en reiteradas ocasiones.
“Dije que no. Siempre dije que no: lo expresé con palabras, con forcejeos, con llantos. Pero él no paró. Así que en algún momento, simplemente, mi ánimo se quebró y mi voz se ahogó. Para él fue una victoria y ya no hubo límites”
-Ana en su sitio web “Yo te creo”
Ana tenía miedo y no sabía qué hacer. Ni siquiera podía defenderse, pues el hombre se volvía cada vez más violento. Hasta que un día se cansó y decidió denunciarlo. Pero lo peor de todo no fue la denuncia, sino que nadie le creyó e, incluso, la justicia la atacó y culpó.
La chica estaba devastada y se sentía más humillada aún, pero quería contar su historia. Así que un día decidió comenzar a dibujar todo lo que le había pasado y creó un cómic contándolo todo. Además, creó una iniciativa en redes sociales llamada #YoTeCreo, en la que muchas personas muestran su apoyo y la ayudan a diario.
En el cómic Ana se comparaba con una muñeca
Muestra cada horror que le tocó vivir gracias a ese hombre
El hombre la manoseaba incluso cuando ella estaba dormida
Hacía con ella lo que se le ocurriera
Incluso la trataba de “perra” o “puta”
De hecho, la obligó a llamarlo “amo” y a repetirle que era “su puta”
La humillaba y destruía
Además, la hizo ver pornografía y luego la penetraba analmente
Ana estaba realmente avergonzada y no sabía a quién acudir
Un día se armó de valor y le contó a una amiga
Y luego fue a denunciar a su agresor a las autoridades, pero la justicia no le creyó e incluso trató de convencerla de que ella era la culpable
Se había quedado sola en el mundo frente a su agresor, pero gracias a su cómic miles de mujeres le muestran su apoyo y le agradecen que haya tenido esta idea para mostrar que nadie está solo.
Si le crees a Ana, cuéntaselo.